Durante !a majestuosa noche de Pesaj nos reencontramos con los más prestigiosos Sabios : los Tanaim Rabbí Eliezer, Rabbí Yehoshua, Rabbi Eleazar, Rabbí Akivá, Rabbí Tarfón, que nos dieron un lugar junto a ellos en Bené Berak para seguir contando los milagros de la salida de Egipto hasta la madrugada.
Tuvimos incluso el gran honor de acoger a los patriarcas Abraham, Yitsjak y Yaacov—y con ellos se presentaron Terah y Nahor, Labán y Esav. Vino Yehoshua, discípulo de Moshé y conquistador de la Tierra de Canaan. Luego llegaron más Tanaim : Rabbí Yehudá que nos transmitió un estudio abreviado y sistemático de las plagas, Rabbí Yosé Hagalili que se unió a Rabbí Eliezer y Rabbí Akivá. Estos nos alegraron con una revelación: en realidad los Egipcios sufrieron cientos de plagas y cada plaga es una cura - Refuá - para Israel , a fin de estar siempre sanos para servir el Creador.
Luego Rabbán Gamliel vino a enseñarnos la significación profunda del Pesaj, de la Matza y del Maror.
Luego, en el momento culminante del Séder, se nos presentó el personaje más misterioso, el profeta Eliyahu (Hanavi), en cuyo honor llenamos una copa de vino y abrimos la puerta para recibirlo, que viene a anunciarnos la próxima Geulá. ¡Qué delicia de noche!
Sin embargo, nos asombramos al notar la ausencia de Moshé Rabbenu. ¿Como es posible que no se presente y ni siquiera sea mencionado su nombre en la Hagadá, el protagonista principal, el dirigente de la nación a quien fue confiada la función de sacar al pueblo de Egipto, de enseñarle la Tora, de conducirlo en el desierto durante cuarenta años? ¿Es que por ser "el hombre más humilde de la tierra" permaneció en la sombra?
Tratemos de elucidar este enigma. Leemos: "Si el Santo, Bendito Sea no hubiese sacado a nuestros antepasados de Egipto, nosotros, nuestros hijos e hijos de nuestros hijos, estaríamos aún subyugados al Faraón de Egipto". O sea que, suponiendo que nuestra salida de Egipto hubiese tenido lugar por voluntad del Faraón de liberarnos, no hubiesen cesado los Egipcios de hacer alarde que fuimos sus esclavos y que por piedad nos otorgaron la libertad, cosa que no tiene precio y por lo cual les tendríamos que quedar reconocidos eternamente, sin posibilidad de saldar esa deuda, por lo que por nuestra parte tendríamos que expresarles nuestro agradecimiento diariamente, de lo contrario seríamos ingratos. Por consiguiente decimos: "Si el Santo, Bendito Sea, no hubiera sacado a nuestros antepasados..." lo que significa que si D's no nos liberaba de Egipto con tales signos y milagros, aun si El inspiraba al Faraón para que nos libere voluntariamente, a pesar de eso no sería una redención completa por la razón expuesta.
Pero ahora que D's infligió a los Egipcios tantos castigos y plagas de todo tipo, hasta tal punto que ellos nos suplicaron que abandonáramos su tierra, ésto se llama redención verdadera.
Aquí está la clave de la cuestión: Era necesario inculcar a la nación el milagro de la revelación directa del Creador que salvó y liberó a Israel de Egipto sin intervención de ningún mensajero. Si en el relato de la salvación de Egipto se hubiese puesto en relieve la intervención de Moshé, existiría el riesgo que en el curso de la historia, éste figure como el salvador del pueblo y el héroe de su liberación olvidándose así el factor divino primordial.
Por otra parte, la humanidad estaba sumergida en la idolatría y no concebía un poder divino exclusivo, sino que atribuía a cada mensajero de D's, a cada fuerza superior de la naturaleza, una influencia divina en sí, digna de ser adorada. Para inculcar el monoteísmo era necesario hacer constar la exclusividad de la Providencia Divina.
Hasta hoy en día perpetuamos la fe, manifestada con magnificencia en esta noche de Pesaj, que sólo D's es nuestro Salvador y protector que nos favoreció y seguirá favoreciéndonos con milagros. Moshé Rabbenu, con toda su grandeza como padre de los Profetas y de los Sabios, fue sólo el intermediario para inculcarnos esa fe y enseñarnos la Ley eterna de D's que ha de regir nuestras vidas.
Extraído del Libro "Pesah, fiesta de la libertad", del Rav Nissim Behar con autorización de su familia.

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