A diferencia de la fiesta de Shavuot – que en la tierra de Israel se festeja un día solamente y en la diáspora dos – las fiestas de Pesaj y Sucot se caracterizan por ser fiestas de larga duración. En ellas, los días intermedios de la fiesta son llamados los días de jol hamoed.
¿Qué es Jol Hamoed?
En la Tierra de Israel, la festividad de Pesaj tiene una duración de siete días (del 15 al 21 de Nisán) de los cuales el primero y el último día son días de mayor santidad llamados Iom Tov. Los cinco días intermedios de la fiesta (del 16 al 20 de Nisán) se llaman iemé jol hamoed que significa “los días hábiles de la fiesta”, ya que el vocablo hebraico jol significa “que no tiene santidad”.
En la diáspora, la fiesta de Pesaj tiene un día más de duración (ocho días, del 15 al 22 de Nisán) de los cuales los primeros dos y los últimos dos son días de Iom Tov, y los cuatro días intermedios (del 17 al 20 de Nisán) son los días de jol hamoed.
Algo similar ocurre con la fiesta de Sucot. En la tierra de Israel, la festividad de Sucot tiene una duración de siete días (del 15 al 21 de Tishrí) e inmediatamente después empieza la fiesta de Sheminí Atzéret que tiene un sólo día de duración (el 22 de Tishrí). En este caso, los días de Iom Tov son el primer día de Sucot y el día de la fiesta de Sheminí Atzéret, siendo los días de jol hamoed los últimos seis días de Sucot (del 16 al 21 de Tishrí).
En la diáspora, las fiestas de Sucot y Sheminí Atzéret totalizan nueve días, pues se les agrega un día más así como ocurre en Pesaj, y en este caso, los primeros dos días de Sucot son días de Iom Tov así como los últimos dos días de fiesta, que corresponden a la fiesta de Sheminí Atzéret, que se festeja dos días en lugar de uno, llamando al segundo día de Sheminí Atzéret con el nombre de Simjat Torá, pues en él finalizamos y recomenzamos la lectura de toda la Torá. Es decir que fuera de la tierra de Israel, los días de jol hamoed de la fiesta de Sucot son los cinco días intermedios (del 17 al 21 de Tishrí).
La Santidad de Estos Días
A pesar de que estos días son llamados jol hamoed y su santidad no es tan grande como los días de Iom Tov, de todas formas estos días son días de santidad donde no podemos trabajar o dedicarnos a nuestras ocupaciones profanando la festividad. Varias razones se han ofrecido para explicar la importancia de observar la santidad de estos días como corresponde:
“Dijo Rabí Abá Bar Mamal: …El motivo por el cual está prohibido hacer trabajos en jol hamoed es para que la gente coma y beba, y se dediquen al estudio de la Torá” (Talmud Ierushalmi, Moed Katán 2:3).
“De esto aprendemos que son más graves los entretenimientos improductivos en jol hamoed que el trabajar en él, ya que la intención de D’os al ordenar la fiesta fue provocar que nos adhiriéramos a Él y nos dediquemos al estudio de Su Sagrada Torá” (Kol Bo, cap. 60).
“La Torá le dio a los Sabios la posibilidad de permitir o prohibir determinadas labores en jol hamoed, de acuerdo a lo que corresponda, para que los hombres se alegren en la fiesta, ya que a través de esa alegría les será más fácil estudiar y entender las leyes de la fiesta” (Raabiá, Moed Katán 12b).
“El motivo de la prohibición de los trabajos en jol hamoed, es para que no disminuya la alegría de los hombres en ella” (Ritvá, Moed Katán 13a).
El Futuro Jol Hamoed
Al referirse a las leyes de los días de jol hamoed, el Talmud (Jaguigá 18a) nos indica en primer lugar que varios versículos de las escrituras nos enseñan que está prohibido hacer trabajos en los días de jol hamoed, y al comienzo se entiende que está prohibida cualquier labor. Sin embargo, el Talmud cita después otra opinión que dice que las escrituras les dieron a los Sabios del pueblo de Israel el poder legal para decidir qué labores estarán permitidas y cuáles prohibidas en estos días de la fiesta.
Pero esto es muy difícil de comprender pues los versículos que son citados al comienzo por el Talmud claramente están expresando que todos los trabajos están prohibidos, y ¿cómo puede ser entonces que los versículos de las escrituras se contradigan y también las fuentes rabínicas citadas en el Talmud?
Es por eso que debemos concluir que en el futuro realmente los días de jol hamoed serán de igual santidad que los días de iom tov y no serán llamados más “jol hamoed”, es decir “los días hábiles de la fiesta”, como son llamados ahora. Y a esos días futuros está haciendo referencia la primera opinión citada en el Talmud basada en varios versículos de las escrituras, ya que realmente ellos están hablando de tiempos futuros.
Pero la segunda opinión citada en el Talmud que dice que las escrituras les otorgaron a los Sabios de Israel el poder para decidir qué trabajos están permitidos en jol hamoed y qué trabajos están prohibidos de hacer, está haciendo referencia a esta época, y es por eso que ahora en jol hamoed está permitido trabajar en algunos casos especiales (Maasé Rokéaj Hashalem, Parashat Emor).





Las Leyes de Jol Hamoed
  • Pérdida Económica
  • Necesidades Corporales en la Fiesta
  • Acciones No Profesionales
  • Quien No Tiene Qué Comer
  • Necesidades Comunitarias
  • Cortarse el Cabello y Lavar la Ropa
Es mitzvá alegrarse en los días de jol hamoed, y en ellos está prohibido trabajar.
Por cuanto que las leyes de jol hamoed son bastante complejas, no podremos explicar aquí todos los detalles de las mismas, y es por eso que se debe considerar a estas líneas como un mero resumen y consultar con un Rabino ante cualquier pregunta que aparezca.
Para comprender las leyes de jol hamoed, debemos saber que en general, todas las labores que están prohibidas en los días de fiesta (Iom Tov) también están prohibidas durante los días de jol hamoed. Sin embargo, existen cinco casos en los cuales alguna de las labores que normalmente están prohibidas, pueden llegar a estar permitidas, como explicaremos a continuación:
Pérdida Económica
Toda acción que en caso de no ser realizada en jol hamoed nos provocaría una gran pérdida económica (incluso varios días después de la fiesta), está permitido realizarla en jol hamoed.
Pero esto sólo está permitido cuando se perderá dinero si no hacemos esa acción en jol hamoed. Sin embargo, está prohibido hacer acciones prohibidas en jol hamoed cuando en caso de no realizarlas sólo nos abstendremos de ganar dinero, porque esto no es considerado una pérdida económica, pues de hecho no estamos perdiendo dinero sino que sólo no lo estamos ganando.
Cuando está permitido realizar esa acción, ella puede ser hecha de la manera que acostumbramos efectuarla comúnmente y no es necesario hacer algún cambio en la forma de realizarla. Sin embargo, si podemos hacerla en forma privada, no debemos hacerla en público.
Además debemos saber que sólo está permitido realizar esa acción cuando no la hemos pospuesto intencionalmente para hacerla en jol hamoed porque sabíamos que en esos días tendríamos tiempo libre, pues si intencionalmente nos hemos dejado esos trabajos para hacerlos en jol hamoed, está prohibido realizarlos. Sin embargo, si pensábamos que podríamos dejar alguna labor para después de la fiesta o pensábamos que no necesitábamos hacerla en absoluto, pero ahora nos hemos dado cuenta de que no podemos posponerla para después de jol hamoed, está permitido realizarla.
Ejemplos: apagar la luz eléctrica, arreglar la puerta de entrada o las ventanas (para que no entren ladrones), etc.
Necesidades Corporales en la Fiesta
En jol hamoed está permitido hacer cualquier trabajo, labor o acción, si ésta es una necesidad del cuerpo en los días de jol hamoed, por ejemplo: cocinar la comida que ingeriremos en estos días.
En estos casos tenemos permitido hacer estos trabajos a pesar de que nos es posible arreglarnos de otra forma, por ejemplo, comprando los alimentos ya preparados. También podemos cocinar – a pesar de que ya tenemos comida preparada – si queremos cocinar otro plato, o simplemente si queremos que la comida sea más fresca.
Además no es necesario calcular exactamente qué cantidad de comida necesitaremos preparar sino que podemos hacer en cantidad sin sobrepasarnos intencionalmente, y es por eso que podemos cocinar mucha cantidad de comida si consideramos que ésta puede ser totalmente ingerida en jol hamoed, y no hay prohibición si sobrará para después de la fiesta.
Estas labores pueden ser hechas en forma normal, es decir que no tenemos la necesidad de hacer algún cambio en la forma de su realización, incluso se pueden hacer en forma profesional o especializada. Ellas pueden ser hechas en público, incluso si requieren mucho esfuerzo, y aunque las hayamos dejado intencionalmente para hacerlas durante los días de jol hamoed.
Ejemplos: cocinar, asar, maquillarse, bañarse con agua caliente, etcétera.
Acciones No Profesionales
Este caso incluye toda acción que la persona necesite hacer en jol hamoed y no está relacionada directamente con el caso anterior, es decir que no se refiere a las necesidades de la alimentación o del cuerpo en general en los días de la fiesta.
Estas labores pueden ser hechas en forma normal, es decir que no tenemos la necesidad de hacer algún cambio en la forma de su realización, pero si la acción requiere profesionalidad o especialización está prohibido hacerla. Estas labores pueden ser hechas en público sólo si se nota que las realizamos porque necesitamos hacerlo para la fiesta, pero de lo contrario deben ser hechas en privado.
A diferencia del caso anterior donde nos referimos a las acciones que son necesarias para la alimentación o el cuidado del cuerpo, en nuestro caso es preferible disminuir el esfuerzo que nos tomará hacer esa labor en cuestión y si ella nos tomará mucho esfuerzo está prohibido realizarla.
Además, en nuestro caso sólo está permitido realizar trabajos que no pospusimos intencionalmente para hacerlos en los días de jol hamoed, pero si hemos dejado para hacer esas labores en jol hamoed con intención, porque sabíamos que tendríamos tiempo libre, está prohibido realizarlas.
Es por eso que si cumplimos todas las condiciones recordadas anteriormente podremos realizar las siguientes acciones en jol hamoed:hacer las compras de los elementos que necesitaremos en jol hamoed, limpiar la casa, arreglos simples de la casa, planchar la ropa, arreglos simples de las ropas, limpiar los zapatos, cortar el papel del toillette, matar moscas o mosquitos que nos molestan, escribir, hablar por teléfono, tocar el timbre, llamar al ascensor, viajar en auto o en autobús, cargar combustible, encargar un taxi, extraer dinero del banco, etcétera.
Quien No Tiene Qué Comer
Alguien que es pobre y no tiene suficiente dinero como para comprar todas las cosas que él y su familia necesitan para la fiesta, como ser pan, carne, vino, tiene permitido trabajar en jol hamoed y no está obligado a vender objetos de valor de su propiedad para obtener sus necesidades sin tener que trabajar. Sin embargo, si él tiene mercadería para vender él debe comerciar tratando de vender esa mercadería y no dedicarse a hacer otros trabajos prohibidos en jol hamoed.
Es por eso que está permitido contratar a una persona que no tiene las necesidades básicas de su familia cubiertas para que haga cualquier trabajo en jol hamoed, aunque realmente no necesitemos ese trabajo, si nuestra intención es contratarlo para proveerle de sus necesidades.
Necesidades Comunitarias
Entran dentro de este caso todas las cosas que el público en general necesita. Estos trabajos pueden ser hechos en forma profesional y en público, aunque requieran un gran esfuerzo para ser realizados, pero con la condición de que la gente realmente necesite que esa labor sea realizada en los días de jol hamoed.
Ejemplos: el arreglo de caminos, de mikvaot (baños rituales), de sistemas de agua potable y cloacales, del sistema eléctrico, etc.
Cortarse el Cabello y Lavar la Ropa
A pesar de todo lo explicado anteriormente, existen dos acciones que han sido prohibidas en cualquier circunstancia, y ellas son: cortarse el cabello y lavar la ropa. La razón para estas dos excepciones a la regla general, es que Nuestros Sabios quisieron exhortar a las personas a que no se demoren en prepararse y arreglarse correctamente para recibir a la fiesta.
Respecto de cortarse el cabello, no sólo está prohibido cortarse el cabello en sí, sino que también está prohibido rasurarse la barba. De todas formas, está permitido cortarse el bigote, por ejemplo, si le molesta para comer. Asimismo, los judíos ashkenazitas acostumbraron no cortarse las uñas durante la fiesta, pero entre los judíos sefaraditas esta costumbre no fue aceptada.
Respecto del lavado de ropas, la regla general es que está permitido lavar cualquier clase de prendas que generalmente se ensucian rápido, por cuanto que aún si hubieran sido lavadas antes de la fiesta, ellas hubieran vuelto a ensuciarse.
Es por eso que de acuerdo con algunas autoridades, en nuestra época donde las personas acostumbran cambiarse con asiduidad la ropa interior, en caso de ser necesario, estará permitido lavar medias, camisetas o cualquier clase de ropa interior que se usa junto al cuerpo y se ensucia rápidamente por la transpiración. Asimismo, está permitido lavar manteles y toallas de cocina, en caso de necesitar hacerlo.
Además, también está permitido lavar las ropas de los niños pequeños que todavía no son lo suficientemente grandes como para saber cuidarse la ropa, así como la ropa de enfermos crónicos o ancianos que se ensucian permanentemente, y respecto de estos casos no solamente la ropa interior puede lavarse sino también cualquier ropa que necesiten, si no les quedará ropa limpia apropiada para la fiesta.
A pesar de que en general está prohibido lavar cualquier ropa exterior, solamente el lavado de una prenda completa está prohibido, pero si una ropa se ha manchado está permitido quitar esa mancha incluso con algún blanqueador o quitamanchas.
En nuestra época que tenemos máquinas lavarropas que pueden lavar varias ropas a la vez, para disminuir el esfuerzo de la persona, es preferible lavar de una sola vez toda la ropa que de acuerdo con la ley está permitido lavar en jol hamoed. Es por eso que inclusive en un solo lavado está permitido lavar una gran cantidad de ropas de bebé (ya que nunca se puede saber cuanta ropa necesitarán), y respecto de las ropas de niños pequeños así como de la ropa interior de los grandes, sólo podremos lavar las prendas que se necesiten.

 

 

 

 

Sheminí Atzéret

Al referirse a la festividad de Sucot, dice la Torá: ”Y en el día quince del séptimo mes, festividad sagrada será para vosotros, ninguna labor habréis de hacer; y celebraréis una festividad ante D’os, siete días” (Bamidvar -Números- 29:12), y a pesar de que aparentemente la Torá nos quiso decir que después de festejar los siete días de la fiesta de Sucot ya no deberemos festejar más, para nuestra sorpresa, algunos pesukim (versículos) más adelante encontramos que la Torá dice: ”En el día octavo:atzéret será para vosotros, ninguna labor habréis de hacer”(29:35).

De esto debemos deducir que la Torá nos quiso enseñar que al finalizar los siete días de la festividad de Sucot empieza otra fiesta, y ella es conocida con el nombre de Sheminí Atzéret.  La palabrasheminí significa “octavo”, y la palabra atzéret, que generalmente significa “detención”, en nuestro caso se la podría traducir como “asamblea”, y el nombre de esta fiesta deriva de las palabras del versículo que recordamos anteriormente: ”En el día octavo:atzéret será para vosotros”.

Dos Fiestas Distintas

A pesar de que la Torá llama a esta fiesta “el día octavo”, su intención no es decir que este día de fiesta pertenece a la fiesta de Sucot, pues en el versículo 12 ya había sido aclarado que la fiesta de Sucot sólo consta de siete días, y es por eso que realmente la fiesta de Sheminí Atzéret debe ser considerada una fiesta por sí misma.  Por tal razón, aparte de recitar el sheejeianu en la primer noche de la fiesta de Sucot, también debe ser recitado en la noche de Sheminí Atzéret.

Intentando encontrar un lugar en la Torá en el que esté insinuado este concepto de que Sheminí Atzéret es una fiesta por separado, en el Talmud (Sucá 47a) figura una opinión que dice que cuando la Torá enumera los sacrificios que deberán ser ofrecidos en los distintos días de la fiesta de Sucot, está escrito: ”Y en el segundo día…”, ”Y en el tercer día…”, ”Y en el cuarto día…”, etc., sin embargo al referirse al octavo día, dice la Torá: ”En el octavo día…”, sin la conjunción copulativa “y” que relaciona a cada día de la fiesta con el día anterior, y esto es una clara alusión al hecho de que Sheminí Atzéret es una festividad por sí misma, como ya explicamos.

¿Qué Festejamos en Sheminí Atzéret?

En Sheminí Atzéret festejamos que el deseo de D’os es que estemos cercanos a Él.  Festejamos que D’os nos acercó a Su Divinidad eligiéndonos de entre todos los pueblos de la tierra.

En su comentario sobre la Torá, Rashí (Rabí Shelomó Itzjaki, 1040 – 1105) nos recuerda el Midrash citado en el Talmud (Sucá 55b) que dice que cuando el pueblo de Israel terminó de ofrecer los sacrificios de la festividad de Sucot ”les dijo D’os a ellos: Por favor, prepárenme una pequeña comida para que Yo tenga placer de ustedes”.

Nuestros Sabios nos quieren enseñar mediante este Midrash, que D’os únicamente tiene “paz y tranquilidad” cuando solamente nosotros, el pueblo de Israel, lo servimos y estamos cercanos a Él.  Y es por eso que esta fiesta se llama Sheminí Atzéret, que significa algo así como “la detención o la asamblea del octavo (día)”, pues en este día D’os nos pide que nos detengamos junto a Él y que nos reunamos con Él.

En esta fiesta D’os quiere que lo sirvamos preparándoLe una “pequeña comida” para que pueda “disfrutar” de nosotros, es decir, de nuestra cercanía ya que eso le provoca “deleite”.  La razón de nuestra alegría y nuestro regocijo debe ser que podemos estar al lado de “la Fuente de la Vida”.

La Finalización y el Comienzo de la Torá

De todas las formas que tenemos para acercarnos al Creador, la más elevada es el estudio de la Torá – ya que estudiarla es lisa y llanamente estudiar la palabra de D’os.  Al estudiar la Torá estudiamos el pensamiento y la voluntad del Todopoderoso, acercándonos a Él de una manera especial y única.

Es por eso, que no es casualidad que se haya elegido al día de Sheminí Atzéret para concluir y recomenzar la lectura de la Torá.  En esta fiesta finalizamos el ciclo anual de la lectura de los cinco libros que conforman la Torá leyendo la última parashá: Vezot Haberajá.  Pero no esperamos hasta el próximo shabat para recomenzarla, sino que inmediatamente, después de terminar de leerla, comenzamos a leer Bereshit – la primer parashá de toda la Torá – demostrando así el profundo amor que sentimos por ella, es decir, por Quién la creó y la ordenó, el Santo – bendito es Él.

Ese es el motivo por el cual también se conoce a esta fiesta con el nombre de Simjat Torá (la alegría de la Torá).  En la tierra de Israel – donde Sheminí Atzéret es un sólo día – a ese mismo día se lo llama también Simjat Torá, pero en la diáspora – donde Sheminí Atzéret tiene dos días de duración – al primer día se lo acostumbra llamar Sheminí Atzéret y al segundo día Simjat Torá, ya que en él se concluye la lectura de la Torá fuera de la tierra de Israel.

Por Rabanim en Judaismohoy.com



Cuando Moshé bajó del Monte Sinaí con las Tablas de la Ley y vio que el pueblo durante su ausencia erigió un becerro de oro, inmediatamente las soltó de sus manos y éstas se quebraron. Moshé demostró así su indignación por lo que estaban haciendo.
Nuevamente Moshé escucho la voz Divina que le ordenaba subir al monte para recibir las tablas por segunda vez, y sucedió en el primer día del mes de Elul. Moshé tallo nuevas tablas y al culminar bajó del monte, 40 días después, en Yom Kipur. El pueblo de Israel recibió por fin el Decálogo.
Cinco días después de Yom Kipur celebramos la fiesta de Sucot por 7 días, y en el octavo día la Torá nos ordena celebrar una nueva fiesta, Azeret, o como es conocida: Shmini Atzeret. En la tierra de Israel, en esta fiesta se culmina el ciclo de la lectura de la Torá con la parasha Ve zot habraja y comenzamos un nuevo con la parasha Bereshit; en la diáspora el segundo día de Yom Tov se celebra la fiesta de Simjat Torá (la alegría (con) de la Torá).
Buscando un camino
Nuestra generación es una generación de tablas rotas: busca diversos caminos y senderos, busca vivencias espirituales y materiales para darse cuenta al final que, “tallando tablas nuevas” como las primeras, reencuentra las fuentes originales del judaísmo asegurando su supervivencia y continuidad.
En el judaísmo ocurre lo contrario que en los demás pueblos. Cuando hablamos del pasado, en otras culturas significa regresión, atraso, barbarie y paganismo. Sin embargo cuando nosotros los judíos hablamos de nuestro pasado, retornamos a la cuna de nuestra nacionalidad, a los fundamentos de la fe monoteísta, a la pureza del patriarca Abraham, al espíritu de sacrificio del patriarca Itzjak y a la raíz de toda nuestra ascendencia, el patriarca Yaacov.
Nuestra raíz y nuestras fuentes son inmejorables. El Talmud afirma que a una persona, cuando quiere derribar un árbol, no le conviene comenzar por las ramas ya que malgastará tiempo y esfuerzos, y lo mejor que puede hacer es cortar sus raíces y de esta forma el árbol más robusto caerá. Por el contrario, para preservar la lozanía y la subsistencia tenemos que abonar las raíces, y de la misma forma, aferrándose a éstas, la fuente vital que nutre al tronco conservará las ramas. El árbol del pueblo judío con raíces fuertes se puede mantener firme y nada podrá abatirlo.
Nuestra generación, si logra mantenerse sujeta por la tradición, las leyes y los mandamientos, y al mismo tiempo aferrada a sus raíces, no perderá su equilibrio. Nuestra vida esta apegada desde arriba por la Torá y no puede separarse de ella. Es significativo por ello que Moshé recibió las primeras Tablas de la Ley en el mes de Siván, cuyo símbolo son los gemelos: la Torá y el pueblo de Israel son como gemelos, siameses, indivisibles y unidos por toda la vida.
Una cadena ininterrumpida
En el Monte Sinaí el pueblo de Israel comenzó una cadena con eslabones unidos que no se han separado hasta el día de hoy. La misma Torá que recibimos en Sinái ha pasado de la boca del maestro al alumno, y cuando este alumno con el tiempo se convirtió en un maestro se la pasó a otro alumno, generando de este modo que la entrega de la Torá sucede hasta el día de hoy, creando así la “cadena de la transmisión de la Torá”.
Escuchar la señal es unir nuestro eslabón a la cadena
La primera Mishna en el tratado de Avot nos enseña: “Moshé recibió la Torá (en) de Sinaí y se la entrego a Yehoshua, y Yehoshua a los ancianos, y los ancianos a los profetas, y los profetas a los Varones de la Gran Asamblea.”
El Maharal de Praga, el famoso autor del golem, pregunta en su comentario al tratado de Avot: ¿por qué la mishná dice que Moshé recibió la Torá de Sinái y no de Di-s?. Responde el Maharal: que aprendemos de aquí que esta entrega no fue espontánea como lo vemos en los profetas de los pueblos, que recibían profecías y visiones en distintos lugares y tiempos ya que a Moshé Di-s le designo un tiempo y un lugar físico para la entrega de la Torá y no fue algo casual. Explica el Maharal: “aquel que recibe, recibe del que entrega y que tiene la intención de entregarle y entonces le fija un lugar para la entrega. Por lo tanto no hay acá una recepción casual del todo”. El pueblo entero que salió de Egipto vio, escuchó y experimento este gran evento, la entrega de la Torá en el monte de Sinái a Moshe por Di-s.
Relata el Talmud: Todos los días se eleva una voz celestial del Monte Jorev (Sinái) y se lamenta diciendo: ¡Ay de los que denigran a la Torá!” Un comentarista interpretó esto en el sentido de que la voz celestial tiene similitud con una transmisión de radio 24 horas al día, pero solo los que sintonizan correctamente pueden escuchar esta voz. Si no prendemos la radio y la sintonizamos en la onda correcta, difícilmente oiremos la señal. Lo mismo ocurre con el monte de Sinái: constantemente nos está mandando una señal a nuestra conciencia, pero solo los que sintonizan están en condiciones de recibirla.
Se cuenta de un estudiante hindú que estaba paseando por la bulliciosa Quinta Avenida en Nueva York. El estudiante de pronto se detuvo, levanto su cabeza y escucho los trinos de un pájaro que estaba en una jaula en una ventana, 20 pisos sobre él. Un acompañante le pregunto: por qué se detuvo y le contesto el hindú que había escuchado el bello trino que provenía desde lo alto. El acompañante incrédulo le dijo que esto era imposible y siguieron caminando. Unos minutos después el hindú sacó de su bolsillo una moneda de un dólar y la tiró a la calle. Inmediatamente se abalanzaron sobre la moneda decenas de personas pugnando para apropiarse de ella. Viendo esto el acompañante, la respuesta estaba implícita: cada persona escucha el sonido que le interesa de acuerdo a lo que lleva dentro de sí.
Que bien se ajusta este relato a lo que experimentamos hoy en día. Nuestra generación seguramente recogió el mensaje materialista de la moneda, y no podemos negar el crecimiento del materialismo en nuestra época, pero también hay otros que sintonizan y escuchan el mensaje eterno de Sinái, el mensaje de la Torá que los une con los eslabones del pasado y con las raíces de su árbol.
Esto es algo que deben entender todas las instituciones comunitarias, los establecimientos de educación judía, y todos aquellos que predican la lucha por la supervivencia del judaísmo y la lucha en contra de la asimilación. Solo estas voces espirituales pueden influir en la regeneración de nuestra generación que es el próximo eslabón de la cadena. No permitamos que el auto holocausto interno que nos está amenazando continúe destrozando este lazo ancestral.
Existe una bella homilía que explica por qué el Todopoderoso entrego la Torá al pueblo de Israel. Cuando una persona tiene una cámara de tesoros que puede abrir solo con una llave diminuta, si pierde la llave, no puede disponer de sus caudales. Una solución para no perder la llave es atarla al extremo de una larga cadena. Si la llave cae, su dueño no tendrá dificultad para encontrarla: la tirará hacia él y la llave estará en sus manos. Siendo que el pueblo de Israel es una nación minúscula, diseminada por el mundo, El Eterno ha tomado los recaudos necesarios para que no nos perdamos, y nos ha ligado con una “cadena de oro” imperecedera, la Torá. Donde vallamos y en donde estemos como individuos o comunidades la Torá nos cuidará de que no nos perdamos.
Gracias a la “cadena eterna” puede conservarse la llave para abrir a los tesoros, las riquezas espirituales inconmensurables que tiene el judaísmo.
Que el árbol de Israel fructifique y crezca eternamente.
Basado en el escrito de Rab Mordehai Herbst. Publicado en judaismohoy.com

PARASHÁ VEZOT HABRAJÁ
1- RESUMEN DE LA PERASHÁ
Antes de su muerte, Moshé bendijo al pueblo de Israel. En un lenguaje muy formal y estilístico describió la buena fortuna que le sería deparada a cada una de las tribus. Concluyó con alabanzas a Hashem, cuya portección y amor habían de ser eternos, a condición de que el pueblo respondiese con el reconocimiento yla aceptación de Su poder. La vida del gran dirigente estaba llegando a su fin. Moshé ascendió desde las planicies de Moav hasta las alturas del monte Nevó, la cumbre delPisgá. Allí, a solas con D-s, le fue mostrada toda la tierra de Guilad, hasta Dan; toda la de Naftalí, Efraim, Menashé y Iehudá, hasta el mar, el Néguev en el sur, y el valle de Ierijó, tan lejano como Zóar. Esta tierra sería otorgada a los hijos de Israel, tal como D-s había prometido a sus antepasados. Luego Moshé alcanzó su eterna paz en la tierra de Moav. Fue inhumado en el valle, pero nadie conoce el sitio exacto de su sepultura. Aunque tenía 120 años de edad cuando murió, había conservado su vitalidad física, espiritual e intelectural hasta el fin. Durante treinta días los benei Israel volvieron sus rostros hacia su nuevo dirigente, Iehoshúa, que los guiaría hacia la conquista de la tierra de Canaán bajo la supervisión de Hashem. La Torá concluye con la declaración de que “nunca más se levantó profeta en Israel como Moshé, a quien conociera el Señor cara a cara”. (Extraído del libro “Lilmod ULelamed” de Edit. Yehuda)

Parashá Vezot Habraja- Preguntas,
1. “MiSinai ba” (De Sinaí llegó) ¿Cómo recibió Israel a HaShem?
a) Como aquel que no vio a su hijo en mucho tiempo.
b) Como un esposo que no vio a su esposa en mucho tiempo.
c) Como aquel que no vio a un amigo en mucho tiempo.
d) Como un novio recibe a su prometida.
2. “Eshdat” ¿Qué significa? (Segundo Comentario de Rashi).
a) La Torá se parece al fuego.
b) El que estudia Torá, el fuego del infierno no lo dañará, por eso se lee Esh – Dat.
c) Fue dada en medio del fuego.
d) Si no lo amerita “Esh” el fuego lo devorará, si lo logra – “Dat” recibirá la Torá.
3. “Vezot Li Yehuda” (Y esto le dijo a Yehuda). ¿Por qué se movían los huesos de Yehuda en el féretro? (Rashi).
a) Porque lo excomulgaron.
b) Porque le dijo a su padre conozca…
c) Porque querían entrar a Eretz Israel.
d) Porque siempre vivían como hombres justos.
4. “Haomer Leaviv, uleimo lo reitiv” (El que dice de su padre y de su madre “no los he visto”) Rashi explicó: El padre de su madre y el es de Israel ¿Por qué no explicó en forma llana?
a) Si es su padre es Levy, y toda la tribu no pecó.
b) Para enseñarte que el abuelo lo llaman padre.
c) Porque Rashi encontró dificulta en explicar porque esta escrito “de su padre y de su madre”, si no tuvo piedad de su madre, seguro que no lo tendrá para con su padre, pero el versículo habla sobre el padre de su madre.
d) Rashi se pregunta, ¿Cómo puede ser que no vio ni a su padre, ni a su madre?
5. “Ubein Ktefav Sajen” (Y mora entre sus hombros) ¿Cuanto más bajo estaba el Templo en comparación con Ein Eitam? (Rashi)
a) 32 ama.
b) 23 ama.
c) 42 ama.
d) 33 ama.
6. “Barzel unejoshet minaleja” (De hierro de cobre sean tus cerrojos)
a) Zapatos.
b) Sobre ti.
c) Cerrojos.
d) Impedimento.
7. “Ad Dan” (Hasta Dan) ¿Qué vio Moshé? (Rashi)
a) La Tribu de Dan abandonó la idolatría.
b) La Tribu de Dan exiliada con nueve tribus.
c) A los hijos de Dan sirviendo la idolatría, y a Shimshon.
d) Vio la guerra de Leshem.
8. “Vaimot sham Moshé” (Y allí murió Moshé) Puede que Moshé muera y escribió ¿Allí murió Moshé” ¿Cómo explica Rabí Meir? (Rashi)
a) Hasta aquí escribió Moshé, y de allí en adelante escribieron los 70 ancianos.
b) Hasta aquí escribió Moshé y después Pinjas Ben Eleazar.
c) Moshé escribió también estos versículos, solo que los hizo con lágrimas en los ojos.
d) Hasta aquí escribió Moshé e Ieoshua continuó.
9. “Vaikvor Oto” (Y lo enterró) ¿Quién lo enterró según Rabí Ishmael? (Rashi)
a) Los ángeles.
b) Los hijos de Israel.
c) Ieoshua.
d) El mismo se enterró.
10. “Mul Beit – Peor” (enfrente a la casa de Peor) ¿Desde cuando estaba preparada su tumba? (Rashi)
a) Desde los seis días de la Creación.
b) Desde el día de la entrega de la Torá.
c) Desde el nacimiento de Moshé
d) Desde el nacimiento de Levy.
Simjat Torá
“Una persona dueña de un alto nivel intelectual”. Así denominamos a aquel que durante años leyó mucho y estudió muchas ciencias. Tal “nivel intelectual” no se obtiene regalado ni se adquiere con dinero. Unicamente, tras arduos y extenuantes esfuerzos, la persona poseerá esa sabiduría y tendrá destreza y dominio sobre ella.
El nexo que hay entre un judío y la sabiduría más elevada, la sabiduría de la Torá, es diferente. Si esa sabiduría no va acompañada de un aprendizaje adecuado y de un gran esfuerzo, y si el judío no llegará a profundizarla, y aún si no sabe lo que está escrito en ella, sin embargo eso no niega su calidad de dueño indiscutido sobre la Torá – Torá de Di-s.
Estas cosas, aparentemente ilógicas, fueron claramente enunciadas en laParshá de Vezot Haberajá, en el comienzo de las bendiciones que Moshé dió al pueblo judío. La Torá dice (Deut. 33:4): “La Torá que Moshé nos entregó, es herencia de la congregación de Iaakov”. Se desprende de este versículo que la Torá pasa hereditariamente de padre a hijo, comenzando con nuestros Patriarcas, y continuando a cada judío y judía.
Puede darse el caso de un niño que por falta de conocimiento no sepa siquiera comprar un caramelo sin la ayuda de su madre, aunque sea al mismo tiempo dueño de abultadas riquezas. Un niño puede al nacer, registrarse como heredero legal de tesoros incalculables.
Por eso acentuamos que el patrimonio sobre la Torá llega al judío como herencia. Quizás la estudió, o quizás ni siquiera sepa que existe, pero de todos modos y en toda circunstancia, como heredero de los Patriarcas del pueblo judío, la Torá se transforma en su herencia -su Torá.
Este hecho, que asombrará a numerosos judíos, constituye para nosotros un gran mérito, que a la vez implica gran responsabilidad: todo judío debe recordar que no puede “desligarse” -Di-s libre y guarde- de la Torá. Los términos “creo”, “no creo”, “quiero”, “no quiero”, no juegan papel alguno cuando se trata de un hecho jurídico y oficial.
Un judío que no acepta el hecho de su potestad sobre la Torá, es como alguien que se niega a aceptar el hecho de ser dueño de su inteligencia. Di-s, que introdujo la inteligencia en el cerebro de cada hombre, nos dió en herencia Su Torá -La Torá de la Verdad.
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En el Judaísmo se pueden adquirir ciertos patrimonios. El nivel espiritual de la persona y su rectitud, dependen de su comportamiento; sus conocimientos de Torá, se determinan en base al resultado de la suma de su inteligencia y el esfuerzo invertido; pero hay valores generales, el alma del judío, la fe en Di-s, el nexo intrínseco con la Torá y cosas parecidas, que son hereditarias, comunes e iguales a todos los hijos del pueblo judío.
Esta idea se expresa al iniciarse nuestra Parshá y en su final, que también es conclusión de toda la Torá. En el comienzo está escrito (Deut. 33:5): “y hubo rey en Israel… juntas todas las tribus de Israel”; y al final, en el último versículo, “los milagros… a los ojos de todo Israel”.
En estos versículos se acentúa que a pesar de las diferencias de nivel existente entre los integrantes del pueblo judío, su condición general es la unidad. “Hubo rey en Israel” está condicionado a una situación: “juntas todas las tribus de Israel”. La integridad del pueblo por encima de todos sus matices es lo que lo transforma en el Pueblo Elegido, pueblo de Di-s. Todos los milagros y manifestaciones divinas que se dieron a la salida de Egipto: que se partió el mar, se entregó la Torá…, fueron para todos los integrantes del pueblo, sin excluir en absoluto a nadie: “delante de todo Israel”.
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Todas las Parashot de la Torá son leídas durante los sábados del año, pero se fijó que la Sección de Vezot Habrajá, con la cual culmina toda la Torá, sea leída, invariablemente en la Festividad de “Simjat Torá”.
Ese día, día de la alegría de “la conclusión de toda la Torá”, expresa también la unión del pueblo judío, sin tomar en cuenta la diferencia de niveles que hay entre ellos.
La Torá es una sabiduría muy profunda. Tan sólo una parte del pueblo la estudió durante el año. Pareciera adecuado que la alegría que se dispone en honor a la conclusión del estudio de la Torá, fuera expresada mediante profundos temas filosóficos, y que éstos, al igual que la alegría que provocan, sean patrimonio exclusivo de aquellos que durante el año trataron de profundizar en su sabiduría.
Pero, para nuestro mayor asombro, vemos que en la alegría de la Torá somos todos partícipes; los sabios como los simples, los pequeños como los mayores. Más aún, la alegría es expresada únicamente bailando y saltando… ¡con las piernas!
La diferencia de nivel entre los logros de uno u otro individuo se expresa en virtud del intelecto ubicado en la cabeza. Pero las piernas… son idénticas en todos. Todos vienen, toman los rollos de la Torá en sus manos, y se entregan al baile donde la alegría es de todos!
Tal como lo dijimos: todos los judíos son herederos y dueños legítimos de la Torá. El nexo entre el pueblo y su Torá va más allá de los límites de la inteligencia y los sentimientos. El hecho de que el judío sea parte del pueblo de Di-s, lo hace dueño de su parte en la Torá de Di-s, tal como a cualquier otro judío.
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Vendrán los “graciosos” de siempre y dirán: ¿Por qué te has acordado recién ahora? ¿No se tendrían que haber dicho esas cosas antes, y no esperar al momento en que concluímos la lectura de la Torá?”
Pero también ellos deben saber que la Torá no concluye. En Simjat Torá, inmediatamente después de terminar de leer la Sección de “Vezot Habrajá”, se comienza nuevamente a leer el principio, la Sección Bereshit, uniendo así el final con el principio.
La Torá, que es eterna, es como una rueda que gira. Su conclusión es una preparación, un prólogo para el comienzo nuevo.
¡En ello reside la grandeza de Simjat Torá!


El momento de la despedida
Nos acercamos a Simjat Torá y ya sabemos que esta fecha marca la culminación de la lectura anual de la Torá. Aquellos que hemos ido muchos años a la sinagoga, conocemos que inmediatamente después de leer la conclusión del último libro de la Torá: Devarim, comenzamos a estudiar nuevamente el libro Bereshit, y – esperemos – dentro de un año poder volver a festejar la terminación de la Torá con una sapiencia más profunda de ella por nuestra parte. También sabemos que el día de Simjat Torá, está íntimamente relacionado con el alboroto, dado que acudimos a la sinagoga con los niños, a quienes se les suele obsequiar golosinas (para señalar la identificación de la Torá con lo dulce) y los adultos retiramos todos los rollos de Torá del Arca para dar las siete Hakafot (“giras”) alrededor de laBimá (atril central de la sinagoga) con la Torá en nuestros brazos y bailar con estos rollos.
Dado que estamos tan involucrados en la batahola del baile (y en cuidar a nuestros niños), sería importante no perder de vista la lectura de un día tan especial: el final de la Torá.
Bien. Si esperábamos encontrarnos con un “happy end” al estilo de los cuentos de hadas (“y fueron felices y comieron perdices” o “y Colorín colorado”) nos encontraremos con una lamentable desilusión: la Torá es tan verdadera y real que concluye con la muerte del propio Moshé, que fue quien transmitió esta Torá de Manos de D”s. ¡Qué tétrico desenlace! ¿No podía terminar la Torá con algo menos sombrío que el funeral de Moshé? Bueno. No nos tornemos sentimentalistas a esta altura, pues nos queda bastante por aprender. De todos modos, el final de la Torá nos deja una emoción de pena luego de haber acompañado a Moshé a través de todos los problemas con los que tuvo que lidiar en vida, al dirigir a un pueblo revoltoso desde la salida de Egipto y en su travesía del desierto . Aun cuando sabemos que los rezos de Moshé no cambiarían el decreto de D”s (lo leímos ya el año pasado…) participamos de la esperanza y la desilusión de que no se cumpliría su principal deseo.
Cuando la Torá presenta este último tema, habla de Moshé como “Ish HaElokim” (hombre de D”s). ¡Tamaño elogio! Si bien todos los seres humanos debemos intentar copiar los atributos de D”s y convertirnos de ese modo en “hombres Di-vinos”, solo de Moshé se habla en estos términos. ¿Por qué? Moshé tenía todo “el derecho” a estar enojado con el pueblo. Él había suplicado tantas veces a D”s para que perdone sus pecados y no los destruya salvándolos así de una muerte segura: después del pecado del becerro de oro, tras enviar a los espías y muchas veces más. Por otro lado: ¿no habían sido – acaso – ellos los causantes del impedimento a su ingreso a la tierra de Israel? ¿no habían sido ellos los que lo indignaron en Mei Merivá y lo condujeron a la situación en la cual se equivocó y cometió su error que lo convirtió en acreedor de este castigo? (Para más detalles de este incidente, Ud. puede leer el Ajdut # 239 ¿Cuál fue el error?) ¡Y ahora! Ellos estaban por pasar a la tierra de Israel, mientras que él debía satisfacerse con verla desde afuera y… morir allí. Cualquier persona de menor talla espiritual, hubiese sufrido una muerte llena de amargura y disgusto. Sin embargo, lejos de estar resentido, Moshé bendijo al pueblo antes de morir. Esto es un “Ish HaElokim” (hombre de D”s). El broche de oro a una vida de abnegación y modestia.
Volvamos. El libro Devarim estuvo dedicado casi íntegramente a las palabras que dirigió Moshé al pueblo durante los últimos meses antes de su deceso. Fueron palabras de enseñanza y repaso de Mitzvot (algunas de las cuales no tenían aplicación práctica en el desierto y recién cobrarían vigencia a partir del ingreso a la tierra de Israel), palabras duras de advertencia por lo que iba a suceder al pueblo si dejaba de observar las Mitzvot en la tierra de Israel o en el exilio, palabras de aliento ante las batallas que iban a tener que sostener para ingresar a la tierra prometida y palabras de esperanza para cuando estuviesen afligidos por las penurias del destierro.
¿Y después de todo esto, qué? Al final de todo les dio la bendición. Como un padre que ama a su hijo, se despidió de todos ellos deseándoles lo mejor en su próxima entrada a Israel y para todo el futuro. En este sentido emuló al patriarca Ia’acov, quien a su vez bendijo a sus doce hijos individual y colectivamente antes de morir en la tierra de Egipto. No solo eso, sino que – como marcan los comentaristas de la Torá – Moshé retomó en donde había dejado Ia’acov. Esto se ve en la palabra que elige la Torá para introducir el tema “VeZot (y esta) HaBrajá” (Devarim 33:1), al igual que Ia’acov que había dejado con “VeZot (y esto) es lo que les dijo su padre” (Bereshit 49:28).
Antes de continuar, debemos aclarar que cuando usamos la palabra “bendecir” en este contexto, no nos referimos a un mero deseo de “buena suerte”. En la Torá ya hemos tenido varias instancias de bendiciones suministradas por seres humanos: Itzjak bendijo a sus hijos y Ia’acov a los suyos. La familia de Rivká la bendijo antes de su partida, Moshé y Aharón bendijeron al pueblo el día de la inauguración del Mishkány los Cohanim deben hacer lo mismo con el pueblo cotidianamente.
La bendición es básicamente un rezo al Todopoderoso para que brinde al beneficiario de la bendición con determinados recursos. Al mismo tiempo, y tratándose de personas de estatura profética del calibre de Ia’acov y de Moshé, estas bendiciones están íntimamente vinculadas al potencial interno del que las recibe, como – asimismo – de los desafíos espirituales y morales que le esperan en el futuro. En ambos casos, Ia’acov y Moshé hablaron específicamente a cada tribu para marcarle su capacidad y el modo cómo debía emplearlo en el futuro, rezando para que llegara a realizarlo cabalmente.
Moshé comienza exaltando la mayor de todas las virtudes del pueblo: el hecho que hayan estado dispuestos a aceptar la Ley de D”s incondicionalmente. D”s ofreció la Torá a toda la humanidad. Fue de nación en nación para “vender Su mercadería”, Su Ley – sin la cual el mundo no cumple su propósito – pero sin éxito. Nadie quiso hacerse cargo de ser el portador de la misma. Solamente el pueblo de Israel se sometió a Su ley.
Acto seguido, Moshé hizo entrega del bien más preciado que lega al pueblo: la Torá. “la Torá que Moshé nos transmitió, es el legado de la congregación de Ia’acov” (Devarim 33:4).
El Rav Mordejai Gifter sz”l señala la diferencia entre el concepto de “Najalá” (herencia) y “Morashá” (legado). Mientras en ambos casos, se trata de algo que se transmite de una generación a la próxima, en el caso de una herencia, el receptor la recibe y puede hacer con los bienes como él decida. No así en el caso de un legado. En este caso, el legatario es responsable, de transmitirla de manera intacta a la generación siguiente.
Moshé, a su vez, agració al pueblo con el nombre Ieshurún: “Y se reveló Rey en Ieshurún” (Devarim 33:5). Esta palabra deriva de la voz hebrea “Iashar” (= recto). Únicamente, si el pueblo se iba a conducir de manera honesta e íntegra (Devarim 33:4), merecería que D”s (según la explicación de Rash”í) relacione Su Majestad a nuestra existencia.
Luego de bendecir individualmente a cada una de las tribus, Moshé volvió a dirigir la palabra al pueblo en su totalidad. “Israel morará firme, en la soledad…” (Devarim 33:28). ¡Cómo! ¿Porqué en la soledad? ¿No deseamos el reconocimiento de las demás naciones? ¿No nos sentimos más seguros cuando los demás aprueban de nosotros? “No” – dice Moshé. Israel no depende de la aquiescencia y del beneplácito de las naciones para existir. Es más. Los otros pueblos carecen de valores morales comparables a los de la Torá. No buscamos instigar querellas ni discordias con otros, pero tampoco dependemos de la aceptación por parte de ellos.“Y tú pisarás sobre sus alturas” (Devarim 33:29). Allí, hasta donde llegan los principios éticos más elevados de la humanidad, es el punto de partida para tus propios valores que aprendes en la Torá (R. Shimon Schwab sz”l). No debes intentar glorificarte con tus alcances éticos a ojos de las naciones, pues los valores espirituales que la Torá te enseña, van mucho más allá del que rige para la sociedad.
Con estas palabras Moshé subió al Monte Nevó desde donde D”s le mostró la tierra de Israel, como así también el futuro de cada una de las tribus y los vaivenes de la historia de su pueblo, los momentos tormentosos y los más tranquilos, hasta el instante de la resurrección de los muertos (Rash”í en (Devarim 34:2). Allí sobre el Monte Nevó, falleció Moshé y la Torá acredita que no hubo otro profeta como Moshé que haya tenido contacto directo con el Todopoderoso “cara a cara”. Este es el final de la Torá. El resto del TaNa”J, los libros de los profetas, si bien también son sagrados y responden al Ruaj haKodesh (Espíritu Di-vino), no tienen la misma graduación sagrada de la Torá.
Serio por cierto. Al mismo tiempo alegre, pues – después de todo – somos los portadores y los responsables de estudiarla, de observarla y transmitirla.De eso se trata Simjat Torá. Más allá de la algarabía y de la satisfacción de los niños que juntaron muchos caramelos, es un momento de sobria y sana reflexión.
Daniel Oppenheimer
Publicado en Tora.org.ar

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